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¿Por qué tantas iglesias?

 

¿Por qué tantas iglesias?

por R. L. Morrison

La pregunta del título se escucha con frecuencia en pláticas religiosas. Muchos que la hacen son sinceros. No saben la respuesta y apreciarían ayuda en buscarla. Examinemos la condición actual en el mundo (las muchas iglesias), para ver qué nos revela la palabra de Dios tocante ello.

Cada cuerpo religioso tiene doctrinas únicas a sí. No hay dos que concuerden en todas las doctrinas y enseñanzas. Diferentes doctrinas producen distintas iglesias, y la doctrina particular que produce la iglesia diferente invariablemente será opuesta a las Escrituras. Esto, en breve, es la respuesta a la pregunta. Estudiemos las escrituras para ver qué es la verdad.

Jesucristo prometió edificar una sola iglesia, y la edificó únicamente. Lo que ella enseñaba fue la doctrina de esa iglesia. Los apóstoles, inspirados por el Espíritu Santo, revelaron esa doctrina. Escribiendo a los efesios, Pablo claramente enseñó que la iglesia, de la cual Cristo fue hecho la cabeza, es el cuerpo de Cristo (Ef 1:22-23). Usaba las palabras iglesia y cuerpointercambiablemente. Repitió eso en Col 1:18. Luego en Ef 4:4-6, Pablo habló de la unidad del Espíritu diciendo que hay un cuerpo, un Espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, y un Dios. Ya que el cuerpo es la iglesia, no hay más iglesias que Señores o Dioses. Pablo habló de solamente uno.

Por un tiempo después de su establecimiento en Jerusalén, hubo solamente una iglesia en el mundo. Después, cuando el evangelio comenzó a ser predicado en otras partes, más iglesias surgieron en otras ciudades: Corinto, Éfeso, y Roma, por ejemplo. Pero esas iglesias eran de la misma fe que la en Jerusalén. Todas enseñaban y practicaban lo mismo. Cuando se desviaron de lo entregado por los apóstoles, fueron reprendidas y corregidas. Considere la carta de Pablo a los corintios o la carta a los gálatas como ejemplos de esto. Por los apóstoles guiados por el Espíritu Santo a enseñar y a instruir, cada iglesia en la era del Nuevo Testamento creía, enseñaba, y practicaba lo mismo. Así que no es difícil hoy en día identificar una iglesia como la del Nuevo Testamento. Si una iglesia enseña la misma doctrina, y practica las cosas que los apóstoles enseñaban que aquellas iglesias primitivas practicaran, será igual que aquellas. Si la doctrina y la práctica son idénticas, las marcas características se establecen.

Hay que recordar lo que Jesús encargó a los apóstoles: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones", e "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Mar 16:15; Mat 28:19). Aquí aprendemos que predicar el evangelio equivale a enseñar la doctrina de Cristo. Pablo habló de esto: "Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina" (2 Tim 4:1-2).

La doctrina (el evangelio) fue proclamada. Llegó a ser el criterio por el cual las iglesias tanto como los individuos han de ser juzgados. Y es el criterio todavía. Debemos recordar que Pablo dijo que el evangelio es el poder de Dios para salvación a todo aquel que cree (Rom 1:16). Pedro agregó esto: "Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia" (2 Ped 1:3). Observe como dijo "todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad". Los apóstoles expusieron esas cosas en el conocimiento que tenemos de Jesucristo: el evangelio. Esto quiere decir que no hay revelaciones modernas. Además quiere decir que aparte del evangelio, el hombre no es capaz de determinar lo que pertenece a la vida y a la piedad. Por lo tanto, Santiago lo describe como "la perfecta ley, la de la libertad".

Lo que no se enseña en el Nuevo Testamento no puede ser doctrina de la iglesia. Toda práctica de la iglesia tiene que tener autoridad del Nuevo Testamento. Esto fue verdad en el principio, ¡y todavía es, si queremos identificarnos con la iglesia de aquella era! Ahora hagamos una comparación de algunas prácticas modernas y comunes con las de la iglesia primitiva.

Los apóstoles les enseñaban a los pecadores la necesidad de la fe en Cristo, el arrepentimiento del pecado, y el bautismo en agua (una sepultura semejante a la de Jesús) para perdón de los pecados--para ser salvo. Esto comenzó el día de Pentecostés (Hechos 2), y todo ejemplo de conversión relatada en Hechos sigue el mismo patrón. Algunas iglesias de hoy día enseñan el arrepentimiento y la fe, pero que el perdón viene al momento de creer. No enseñan el bautismo para perdón de los pecados como hacían los apóstoles, ¡sino que uno debe bautizarse porque ya ha recibido el perdón! ¿Conforma esta enseñanza con la entregada por los apóstoles?

Considere estas diferencias: los apóstoles enseñaban la fe en Cristo y el arrepentimiento de los pecados. Cierta iglesia enseña que el arrepentimiento viene primero y después la fe. Ya que la fe es el motivo para arrepentirse, ¿cómo es posible arrepentirse antes de creer? Y continuando, los apóstoles enseñaban que el bautismo fue para recibir perdón de los pecados anteriores. ¡Jamás en la escritura enseñaban que uno debe bautizarse por causa de su perdón! Se ve fácilmente que aunque profesan estar de acuerdo con las iglesias del Nuevo Testamento, no es válido, porque no practican lo que enseñaban los apóstoles. Además, jamás reconciliarán mientras que sigan esas doctrinas que son contrarias a las del Nuevo Testamento. Cualquier iglesia que así enseñe no es la del Nuevo Testamento.

También, la única organización de la iglesia del Nuevo Testamento fue la congregación local, como hubo en Éfeso, Corinto, y Roma. Cada iglesia se mantenía apartada de todas las demás en que ningún lazo terrenal las ataba. Claro, todas creían y practicaban lo mismo, pero cada iglesia era completa en sí, bajo nadie más en la tierra. Cada una tenía sus ancianos (obispos), diáconos, y santos (Fil 1:1). No hubo conferencias, juntas, ni asambleas. No hubo ninguna organización de iglesias en la era del Nuevo Testamento. Compare esto con la multiplicidad de grupos sectarios hoy en día, que tienen su oficina central al nivel nacional o mundial, que convocan convenciones o asambleas de varios tipos cuyo propósito es determinar su norma y práctica, muchas veces por una mayoría de votos de una delegación. ¿Acaso habrán olvidado que el apóstol Pedro escribió: "todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas" por los apóstoles? (2 Ped 1:3) El hombre dice: "hay que haber organización, ¡hay que haber tal autoridad!" Esto pone en tela de juicio la sabiduría y el plan de Dios. Él la trajo a la existencia. ¡Él sabía y reveló su voluntad para ella! Su plan  funciona, ¡si lo permitimos!

Estas iglesias no caben con el patrón apostólico. A pesar de lo demás en que se ocupen de acuerdo con la voluntad de Dios, su doctrina las defina, ¡y no son la iglesia del Nuevo Testamento!

Los ejemplos podrían ser multiplicados, pero se entiende por qué hay tantas iglesias hoy día. El hombre rechaza la voluntad de Dios y sigue la suya propia: un sistema de religión basada en las ideas del hombre. Jesús habló de eso al decir: "Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada" (Mat 15:13). También: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mat 7:21).

Jesús entregará la iglesia (el reino) a Dios al fin (1 Cor 15:24). Pero ella existe en el mundo ahora. En ella están la salvación y todas las otras bendiciones espirituales (Ef 1:3; 2 Tim 2:10). El estar en Cristo es estar en la iglesia, que es su cuerpo. Por medio de la obediencia, como en el caso de los judíos en el día de Pentecostés en Hechos 2, uno se hace libre del pecado (es salvo), y el Señor lo añade a la iglesia.

Dios diseñó una sola iglesia. ¡Cristo murió por una solamente! La profusión de sectas que existe hoy en día no es un acto de Dios. Son imitaciones diseñadas por Satanás para engañar al hombre y traerlo a la perdición. Salid de en medio de ellos. Obedezca el evangelio de Cristo. Hágase un miembro fiel de la iglesia que edificó Cristo, ¡y obtendrá la herencia incorruptible que Él promete! ¿Aceptará Ud. el evangelio antes de que sea irrevocablemente tarde?